martes, 6 de noviembre de 2007

Sofovich, tu también flotarás

Era un radiante sábado, no recuerdo con exactitud el año pero eran los albores de los 90. Estaba con mi vieja dando una vuelta por el Parque Lezama cuando dimos con un recital de rock. La causa era justa: “Por la abolición del servicio militar obligatorio”, y lo organizaba el padre de uno de los jóvenes que tocaba en los grupos. Un grupo Punk anuncio su próximo tema, “dedicado a ese señor que miran nuestras abuelas”. La canción se titulaba “Sofovich hijo de puta”. Descarga de energía, una batería Tu-Pa-Tu-Pa y el estribillo que rezaba “Sofovich hijodeputa, Sofovich hijodeputa” y creo incluso que la estrofa decía lo mismo.
¿Quién era Gerardo Sofovich para mi en ese momento?, es cuestión de hacer memoria. Soy de la generación que lo recuerda por el corte de manzana. Ese tipo que hacía los domingos más tristes de lo que eran con su programa. Sin embargo vamos a rebobinar sobre este personaje para confirmar lo que ya sabemos: ese estribillo.

Empresario del espectáculo, productor, conductor, funcionario público de la era Menem (....algo huele mal). Durante la Dictadura lo encontramos, desde un primer momento, como un gran colaboracionista ideológico del régimen.

Los milicos los prefieren abyectos

Corrían los días previos al golpe del 24 de marzo cuando los medios se encontraban allanando el terreno para la estocada final. Sofovich, ya desde ese entonces sentado a la cabeza de “Polémica en el bar”, disparaba que el Movimiento de Juan Domingo Perón carecía históricamente de legitimidad. De todos modos en los años de plomo, más allá de sus incursiones televisivas, este nefasto personaje desarrollará también producción cinematográfica.
No olvidar a su finado hermano Hugo Sofovich, quien sería guionista de “La fiesta de todos”, una de las películas más recalcitrantes del régimen (bajo la dirección de Sergio Renán). Un panfleto militar con eje en el mundial de fútbol por el que pasan a toneladas nombres que luego supieron quedar anquilosados en la pantalla, aun hasta el día de hoy. Sin embargo la historia hace sus recortes, su lectura selectiva de los hechos y el más recordado por su oficialismo hacia el autodenominado “Proceso” será José Maria Muños, justamente por estar fenecido.
Entre ese pseudo-cine de corte indisimuladamente fascista encontramos otros títulos. Bajo la dirección de Sofovich “La muñecas hacen ¡Pum!” se presenta como una metáfora burda que habla por si sola: la organización “Amor” combate contra la organización “Odio”. Por no mencionar todo el cine de corte “vivaracho” y de tono pasatista sostenido por los hermanos Sofovich, Hugo Moser y Salaberry entre otros. Filmes que hacen hincapié, ya no solo en la estereotipia del porteño vivo, sino donde sale a la luz una característica que eclipsa al resto: su profundo contenido misógeno y machista, donde la degradación de la mujer se torna un tópico demasiado recurrente.
Los 80 ya lo encontrarán, como lo describe Ricardo Horvath, repitiendo “viejos libretos” y “luchando contra un programa similar al de otro canal de modo que la opción no exista...y para colmo con su mal gusto habitual”. Hacia fines de la década se dedicará a encarar el programa ómnibus de los domingos, que como ya sabemos está marcado principalmente por la cultura de la timba. Sí, ese programa donde maltrataba en cámaras a los trabajadores, cortaba la manzana y metía chivos a diestra y siniestra (factor no menor en la decadencia de contenidos actual).

EL Zoológico menemista

La relación Menem-Sofovich se remonta a los principios de la década pasada. He ahí su primer cargo público. Apenas asume el riojano, Sofovich es designado como coordinador del Complejo Zoológico-Botánico de Buenos Aires para llevar a cabo la privatización del mismo. Con el pequeñísimo detalle de que era uno de los integrantes del directorio de la empresa que ganó la licitación. El Zoo era de Sofovich.
Si bien el racconto que hicimos hasta ahora de este personaje es razón mas que suficiente para que sea defenestrado públicamente los medios seguirán siendo, hasta el día de hoy, complacientes con el. Bueno... en definitiva todos fueron parte de la misma fiesta ¿Será por eso que encontramos casi tácitamente un pacto de “no me preguntes mas, vos también estuviste”?
En esta línea, donde reina la incapacidad de repregunta como mecanismo habitual, el suplemento Espectáculos de Clarín nos trae a la mesa casi uno de los peores mejores ejemplos esta lógica, de este estilo “majuliano” de entrevistas. Vale la pena destacar algunos de los pasajes más decadentes del reportaje:
“-Clarín: ¿Sigue siendo amigo de Menem?
-Sofovich: Absolutamente. Moriremos amigos. Fue el estadista más importante que tuvo la Argentina, el hombre que modernizó el país.
-Clarín: ¿se arrepintió de haber aceptado la gestión del canal 7?
-Sofovich: Fue la mejor gestión de ATC, lo demuestran los números. Mis programas hacían 20 puntos de Rating : Tribuna caliente, La noche del domingo, Polémica.”
¿Acaso la capacidad de repregunta no existe? Parece que la periodista olvidó una parte de la historia.

ATC: Argentina, televisión y curro

El 4 de junio de 1991 Menem designaba a Sofovich Como interventor de ATC, quien se jactaba de que a través de su conducción lograría desarrollar una programación cultural y además el canal daría ganancias. En primer lugar el canal se colmó de Amistades menemistas de un paupérrimo calibre: Mauro Viale, Cristina Lemercier, Andres Perciavalle, Graciela Alfano, Ante Garmas, Pedro Olgo Ochoa, Lita de Lazzari y Carlos Varela entre otros, conformaron durante aquellos años un pastiche mediático de lo mas reaccionario y obsecuente que se vio hasta el momento.
En canal 7 había comenzado la joda en todo su sentido. Ya no solo los márgenes de audiencia eran tan bajos como la calidad de su programación, sino que se llevo a cabo un verdadero vaciamiento del canal público. Se destacan maniobras tales como desempeñarse a la ves como funcionario y contratista del estado. Es decir que trataba consigo mismo la contratación de sus propios programas a través de las empresas Opebar (a nombre de su esposa) y los espacios de publicidad a través de la empresa Waynot (de la cual su hijo fuera gerente).
Claro que no solo le bastó con ser funcionario-contratista del estado sino que también se percibieron durante su gestión en el canal extraños cálculos en los segundos de publicidad y manejos oscuros en los contratos. Con la impunidad que lo caracteriza, Sofovich decía “todavía no soy culpable”, mientras dejaba al estado una defraudación de cifras astronómicas.

“...Pero con distinto olor”

Sin embargo ahí está, dando vueltas por la TV como un mal que se resiste a morir, con no se cuantas obras de teatro berreta en la calle corrientes, exonerado como otros tantos personajes nefastos que pululan por los medios. Y cuando de exoneración hablamos nos referimos a la complacencia con que se los trata, a ese pacto tácito de silencio que existe entre unos y otros.
En esta línea encontramos la entrevista que le hace la revista “Hombre” (decadente pasquín machista) donde un reportera destaca que a las mujeres “las atiende sin necesidad de viagra”, o en palabras del mismo geronte “siento que mi físico no responde, salvo en el sexo”. Puaajjj....
Otros dirán “Pergolini le pegó a Sofovich” ¿Son críticas acaso esas bromas leves que hace CQC en tono de sorna como recurso para mantener, frente a una audiencia pasiva y desinformada, una ficción de rebeldía? ¿O es que Sofovich y uno de los socios de Marito, al igual que los publicistas Ramiro Argulla y Carlos Bacheti, no están todos imputados por evasión fiscal?*. Pero tengan cuidado... “hay mucho garca suelto”.


*La productora de Sofovich evadió 160.000 pesos de impuesto a las Ganancias en 2001 y 143.000 pesos de IVA en 2001 y 2002. Por su parte Guebel (el socio del Mario “rebelde” Pergolini) fue imputado por no pagar 600.000 pesos de impuesto a las Ganancias durante 1999 y Argulla-Baccetti fueron imputados por no pagar IVA por 120.000 pesos en 1999 y 300.000 pesos en 2000 y evasión de impuesto a las Ganancias por 230.000 pesos y 500.000 pesos, en los mismos años.